Lectio Divina

Mi Cristo Roto: el poema adaptado al teatro que toca el corazón.

Esta Semana Santa 2025 quedará grabada en el corazón de FomArte como una jornada de encuentros y escenarios que nos recuerdan por qué elegimos llevar el arte a donde realmente importa: al corazón de las personas.

Tuvimos el privilegio de presentar dos funciones de Mi Cristo Roto, obra del Padre Ramón Cué, que continúa resonando con fuerza en cada rincón donde se representa. La primera presentación fue en Atlixco, Puebla, dentro de la comunidad de la capilla de Nuestro Señor de la Misericordia. Allí nos recibieron con calidez los misioneros del movimiento Juventud y Familia Misionera, quienes, junto con miembros de la comunidad local, se dieron cita para vivir esta experiencia teatral durante su misión de Semana Santa. La atención, el respeto y la emoción con la que chicos y grandes vivieron la obra nos conmovió profundamente. Al final de la función, ver lágrimas en los ojos de algunos asistentes y recibir ese caluroso aplauso fue un regalo para nuestro equipo. Fue un momento hermoso y más al saber que el mensaje había llegado al corazón de los asistentes.



Ese mismo Miércoles Santo, la jornada continuó con una doble función más. Esta vez en una casa. Sí, una casa. Porque desde hace tiempo en FomArte venimos soñando con llevar el teatro hasta el interior de los hogares, llevando experiencias escénicas a las que llamamos con cariño Teatro en Casa. 

Gracias a una invitación especial, nos presentamos justo al término de un rosario, acompañado de nuestra Madre María de Guadalupe, un jardín donde el aire soplaba fresco y las luces se encendían para dar paso al silencio del público. El ambiente era 100% familiar, íntimo, acogedor. 


Presentarse en espacios no convencionales tiene un sabor distinto. Llevar el teatro independiente a lugares donde normalmente no llega, como templos, patios o casas, nos recuerda que el arte no necesita de grandes escenarios para ser significativo. Solo necesita un mensaje honesto y corazones dispuestos a escuchar. Mi Cristo Roto es, precisamente, una invitación a mirar nuestras propias fracturas y comprender que, incluso rotos, seguimos siendo amados, sostenidos, valiosos.

Agradecemos profundamente a quienes nos abrieron las puertas de su casa, quienes prepararon el espacio, invitaron a sus seres queridos y nos regalaron su escucha y su presencia. Gracias por permitirnos dar esa tercera llamada y compartir con ustedes esta experiencia que va más allá del teatro: es encuentro, es fe, es comunidad.

Y por supuesto, agradecemos a Dios por la oportunidad de seguir caminando este camino del arte reflexivo.

Si tú también deseas llevar este tipo de producciones a tu comunidad, parroquia, escuela o incluso a tu hogar… ¡contáctanos! Estaremos felices de seguir sembrando historias que sanan, conmueven y transforman.

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